lunes, 5 de julio de 2010

Un viaje al hermoso pásado



Treinta años después de la muerte de su hermano, al frente de su tumba, julio Alarcón, recordó aquel día en que, por primera vez, lo llevó a conocer el mar. Punta Hermosa era entonces un poblado de quince viviendas construidas de paja y albardilla, a orillas del mar de aguas azules y cristalinas, con arena tan blanca como la nieve. En ese tiempo no vivían muchas personas ahí, por las historias y mitos que se contaban, pero ahora se ha convertido en lugar de turismo.

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